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JANA

14.01.2013 22:00

"JANOTA" la llamo yo cuando bromeo con ella. Es una nena encantadora, lista y muy parlanchina.

Nació de cesárea a finales de agosto del 2010, en plena ola de calor. El día anterior al parto me pasé la tarde en el agua, parecía una ballena atrapada en la orilla de la playa. Esa noche salimos a cenar y yo noté que había roto aguas, pero como casi no tenía pérdidas, preferí dormir en casa y organizar la maleta del peque (que se quedaría con los iaios) para marchar tranquilamente al día siguiente. Cómo se nota que era el segundo parto!! Bien, lo de la cesárea ya no fue tan bonito, en cuanto oí esa palabra me puse a llorar y a temblar. Yo no soy de las que lloran por nada, no lloro casi nunca y en ese momento no podía parar. El anestesista se ponía nervioso, pero yo no lo podía controlar... Durante toda la intervención estuve llorando y notando como introducían las manos en mi vientre, era una sensación tan escalofriante que me duele hasta recordarlo. De repente noté un vacío y a los segundos un llanto que me tranquilizó. Enseguida me enseñaron a Jana, perfecta y redondita. Tan solo tuve tiempo de decir," apártala de aquí" y acto seguido empecé a vomitar. Vaya bienvenida que le di, suerte que la enfermera tenía reflejos y la apartó a tiempo.

Cuando me enteré que estaba embarazada por segunda vez , acababa de perder mi primer y único empleo. Hacía 11 años que trabajaba en la misma empresa y aprovechando la crisis decidió cerrar y trasladar la producción a países menos exigentes. La noticia del embarazo me sentó fatal, tanto, que tardé en darle la noticia a mi marido unas cuantas semanas. Esperé al día de Navidad y le envolví el predictor en papel de regalo. Qué careto que puso!! no se lo creía.  Como estaba en el paro y embarazada, no podía buscar trabajo, así que aproveché el tiempo para estar con Pep, que tenía unos 20 meses. Esa pausa me sentó fenomenal, disfruté mucho de mi hijo y del embarazo.

La peque de la familia fue una bebé muy tranquila hasta que empezó a gatear...después se puso a la altura de su hermano y no se yo si lo supera en gamberrismo. Como yo estaba más tranquila conecté muy fácilmente con ella, todo fue más fluido y sencillo que con Pep. Ya dicen que el primer hijo paga la novatada, no?

Bueno, Jana es mi luna, la luz de mi oscuridad. Ella me ha ayudado mucho a fortalecer mi vínculo con Pep.

 

 

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PEP

07.01.2013 20:00

 

Recuerdo perfectamente el día 3/04/2010. Ese día estalló una bomba atómica en mi casa...

No podía imaginar el cambio tan radical que suponía tener un bebé, en mi vida. Al principio se me hacía muy duro aceptar que ya no era libre de hacer o no hacer lo que me daba en gana. Lo peor era comprobar que esa carga física ( un cordón que me liga ) no era compartida en la misma medida por mi marido. Espero que se entienda lo que quiero decir, mi marido continuaba jugando a fútbol como siempre, seguía con su timba de póquer una noche por semana, iba a trabajar cada día y yo me quedaba en casa cuidando de Pep. Como estaba de baja maternal no iba a trabajar, como tuve un post-parto horroroso, no podía hacer ejercicio, cuando salía de casa era para pasear al bebé... Espero no parecer un monstruo, mi hijo siempre fue muy deseado y yo lo quiero con locura desde el día que se formó en mi vientre, tan sólo quiero expresar la frustración que séntí y viví aquellos días.

Después de superar ese periodo de adaptación y digerir que tenía una personita que dependía totalmente de mi...empecé a relajarme y a disfrutar del viaje.

Pep es mi Sol, un niño alegre que sabe como camelarme. Me viene a la cabeza un día que íbamos paseando por la calle y nos paramos a hablar con una amiga. Pep tenía 18 meses y ya no quería ir con el cohecito, siempre andava solito sin dejarse cojer de la mano. En medio de la conversación Pep me interrumpe y me da una flor arrancada con el tayo y todo. Me dijo, "t.. mam". Yo me derretí y me lo comí a besos hasta que noté que la dueña de la floristería que teníamos detrás, me miraba con una expresión rara... Entonces observé que en el escaparate de la tienda había macetas expuestas con plantas y flores de colores. Pep las vió y sin mirar ni preguntar, arrancó una para regalármela. Upps!!! Tuve que comprar la maceta agraviada (estaba arrasada como si hubiera pasado un tornado) y pedir disculpas a la floristera. Así es Pep un bichito descontrolado pero adorable.

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